jueves, 9 de marzo de 2017

Perfectas imperfecciones



Hoy pensaba volver a las estadísticas, tal y como empecé este blog. Pero en este día las estadísticas nos rodean, y quién no ha oído ya que en Europa del Este avanzan más en igualdad  que en Alemania; quién no ha oído  al menos siete veces hoy que las mujeres cobramos menos y trabajamos más que los hombres y que no se nos reconoce como a ellos. Así que hoy vamos a olvidar las estadísticas y los datos y vamos a hablar de mujeres y niñas, de niñas y mujeres.

Hará cosa de un año me topé por casualidad con un artículo de un eminente psiquiatra norteamericano. Hablaba este terapeuta de la cantidad de niños que llegaban a su consulta entre los brazos preocupados de sus padres, que no entendían  por qué sus hijos no rendían bien en el colegio. El mal común de estos niños era que solo  querían jugar al fútbol y que a ninguno le atraían especialmente  las matemáticas o la literatura. Decía este psiquiatra que generalmente estos niños desinteresados por los libros eran  felices, estables y  energéticos y que en poco tiempo alcanzaban la madurez suficiente para ampliar su abanico de intereses más allá del ámbito deportivo. Decía también el artículo que era muy frecuente  que a estos niños, algo vagos pero felices, les acompañara a la consulta una hermana que se quedaba en la sala de espera leyendo o acabando la tarea escolar mientras trataban al “salvaje” de su hermano. Contaba este psiquiatra que en su dilatada experiencia había tenido la oportunidad de hablar con muchas de estas hermanas y entrevistar a sus padres sobre la dinámica familiar. Y concluía preocupado que, mientras los padres vivían con ansiedad la falta de interés por el estudio  de sus hijos, no veían la necesidad de preocuparse por una más que evidente perfección de sus hijas, perfección que en ocasiones escondía una búsqueda irreal de objetivos inalcanzables y que en no pocos casos tenía consecuencias que se iniciaban en la adolescencia y se extendían hasta la vida adulta de estas niñas. Decía este psiquiatra que muchas de estas niñas, a las que había visto  en  su sala de espera,  acababan siendo pacientes suyas a  raíz de trastornos de ansiedad que frecuentemente se manifestaban como fenómenos de auto lesión.  

Entre la cantidad de artículos que se generan en este día de la mujer he leído uno  que me ha traído a la mente las palabras del psiquiatra. Recomendaba específicamente a las mujeres levantarse a las cuatro de la mañana, como por lo visto hacen Michelle Obama e Ivanka Trump, para poder así rendir más y “llegar a todo”. Me vais a disculpar, pero no he podido sino reírme a carcajadas.  Las carcajadas, llenas de sarcasmo, se han tornado en tristeza y ahora ya no me río y os pregunto ¿de qué narices vamos?  ¿Hemos perdido el sentido común? 

Así que no voy a celebrar este día de la mujer hablando de alguien admirable, sino que lo voy a celebrar diciéndoos que os queráis, que os queráis más que a nadie en el mundo y solo así podréis contagiar al mundo de amor y admiración por las mujeres. Porque el amor, cuando es verdadero,  se transforma en respeto y admiración. 

Si os resulta difícil esto de quereros, dedicad cinco minutos hoy a miraros a vosotras  mismas con los ojos de los demás. Probadlo, creo que os sorprenderá. Miraos con los ojos de alguien que os quiera con locura y apreciad, como hace esa persona, ese lunar que tú tanto odias debajo del ojo izquierdo. Mira como ve esa persona en tu tozudez constancia y carácter. Siente tú también como pueden apreciarse cada una de tus hermosas imperfecciones. Y combina ese análisis con el que puedas sacar de la  mirada de una buena amiga, de esas amigas  que todas tenemos que dicen verdades como puños y que nos ayudan cada día a ser mejores personas. Y si tenéis hijas pasad un rato con ellas riéndoos a carcajadas, porque queda mucho para que las mujeres del mundo sean consideradas por lo que son. Así que armemos a nuestras hijas con las mejores armas para la vida: risas, ambición y muchas perfectas imperfecciones.

4 comentarios:

  1. Como siempre, un placer leerte... y toda la razón ;-)

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  2. Igual vas a tener que dejar de leer tales bazofias y escoger mejores textos, porque yo, del género/sexo masculino, tampoco les encuentro ni pies ni cabeza.

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  3. Igual vas a tener que dejar de leer tales bazofias y escoger mejores textos, porque yo, del sexo masculino y leyendo con mucha atención, tampoco les encuentro ni pies ni cabeza.
    Hay, sin embargo, personas con escasos o pocos estudios que, a veces aciertan sin atreverse a aseverar cosas porque sí. Saludos, Covadonga y escribe por Navidad.

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