Tras descubrir las
sorpresas enterradas en las estadísticas al inicio de este proyecto me he
sumergido de nuevo en los números para descubrir otros fenómenos que se me hubieran
pasado por alto en las primeras observaciones. Si recordáis no hace mucho
hablaba de las palabras de Lawrence Summers sobre la inferior capacidad
matemática de las mujeres. Las matemáticas avanzadas son un elemento
fundamental en la mayoría de las ramas científicas y se consideran esenciales
en las ramas denominadas en conjunto STEM (science, technology, engineering,
mathematics). La presencia de mujeres en estos sectores es ciertamente inferior
a la de los hombres, y aunque las estadísticas a este respecto han mejorado
significativamente en los últimos años siguen existiendo ciertas diferencias.
De mis tiempos de estudiante no recuerdo un solo teorema, ni una sola teoría relacionada
con las matemáticas que fuera formulada por una mujer, y esto no quiere decir
que no recuerde ninguno, sino que todos los que recuerdo fueron formulados por
hombres. Si pienso en mis compañeros de clase y me planteo cuántos de ellos
destacaban en matemáticas, recuerdo a un par de ellos brillantes, chicos los
dos. Sin embargo, si pienso en la comprensión abstracta necesaria para entender
conceptos matemáticos vienen a mi mente dos chicas, las dos comprendían estos
conceptos mucho antes que los demás. Por supuesto que de estos números no se
puede sacar absolutamente ninguna conclusión; el acceso de la mujer a la educación
superior es relativamente reciente por lo tanto no es de extrañar que la
mayoría de los teoremas matemáticos hayan sido formulados por hombres. Por otro
lado, mis observaciones a lo largo de mis propios estudios son subjetivas, no
controladas y por supuesto carecen de un muestreo suficiente como para
establecer un análisis estadístico robusto. Pero mis observaciones sí son
suficientes para que me haga preguntas, y cualquiera que me conozca sabe que
las preguntas son para mí como el queso para un ratón (o la mantequilla de
cacahuete, que por cierto es infinitamente más atractiva para los murinos que
el queso). Y la primera es, ¿qué razones de fondo explican el sesgo por sexo en
ramas como la ingeniería o las matemáticas? ¿Por qué esto no se da en otras ramas
científicas como la medicina o la biología? Hay obviamente factores sociales y
psicológicos que influyen en este sesgo, ¿pero hay también factores biológicos?
Y para contestar a esta pregunta he recurrido la abundantísima bibliografía existente
sobre el tema en cuestión, por la que por cierto, es endemoniadamente
complicado navegar.
Sin ser mi intención
hacer un análisis pormenorizado de la temática, sí me gustaría compartir con vosotros
algunas reflexiones, así como alguno de los datos que más me han sorprendido. Entre
estos datos destaca el análisis realizado por “The European Mathematical
Society Commitee Women and Mathematics” en el que se compara el porcentaje de
mujeres que se dedicaban a la investigación en la rama de las matemáticas
respecto al total de los investigadores de esa área en el año 1993 con las
cifras obtenidas en el 2005. Si bien es
cierto que en la mayoría de los países europeos este porcentaje ha incrementado
con el tiempo, los números en los dos periodos analizados dan una clara ventaja
a los países del sur de Europa, dónde las diferencias entre sexos son mucho más pequeñas que en otras áreas geográficas. Estas cifras son aún más sorprendentes si
tenemos en cuenta que países altamente industrializados como los escandinavos,
o naciones consideradas tradicionalmente grandes potencias científicas tenían
porcentajes de mujeres dedicadas a las matemáticas inferiores al 10% en el año
1993 y que no superaban el 15% en año 2005. Análisis similares en otras regiones
del mundo apuntan en la misma dirección, la participación de la mujer en este
sector aumenta pero la gran mayoría de los profesionales de este área pertenece
al sexo masculino. No se me escapa la reflexión facilona que seguro ha saltado
a la mente de algunas personas: ¿no será precisamente que estas naciones
destacan científicamente porque tienen menos mujeres que se dedican a las
matemáticas? Ya os adelanto que no parece ser así.
Si pasamos a
analizar los resultados en el desempeño de las matemáticas, la mayoría de los
expertos coincide en que no hay diferencias entre sexos hasta la edad de 12
años; a partir de esa edad los resultados de los estudios son contradictorios.
Los estudios más antiguos dan una ligera ventaja a los varones en el desempeño
matemático, mientras que estudios más recientes apuntan a que si bien hay más
varones que mujeres que puntúan en los percentiles más altos de desempeño
matemático, esta diferencia es pequeña y tiende a disminuir con el tiempo. Otra de las observaciones hechas por los
estudios recientes es que hay más dispersión en el rendimiento de los chicos
que en el de las chicas. Las razones que dan estos estudios para la disminución
de la diferencia entre sexos al o largo del tiempo son tanto sociales como
psicológicas. Uno de los factores fundamentales parece ser un cambio de
tendencia en la incorporación de niñas a itinerarios con un mayor contenido en
matemáticas a una temprana edad. Por lo tanto, los datos sobre desempeño son
contradictorios, hecho que tiene sentido si se tiene en cuenta que la mayoría
de las pruebas objetivas para evaluar a los alumnos son complejas y no evalúan
un solo factor. Sin embargo, las pequeñas diferencias encontradas por algunos
investigadores en el desempeño de las matemáticas no justifican en ningún caso
el sesgo existente en el campo. Entre todos los estudios que he leído en estos
días he encontrado razones variopintas para justificar esta diferencia. Por
ejemplo, un estudio afirma que es mucho más frecuente que las mujeres que
sobresalen en matemáticas sobresalgan también en otras áreas, en particular en
el área del lenguaje. Sin embargo, la mayoría de los hombres que tienen
aptitudes considerables para las matemáticas no suelen destacar en otras áreas,
por lo que su perfil les permite acceder a un abanico más restringido de
opciones académicas. Otros estudios afirman que hay factores sociales tempranos
como la interacción con padres y profesores que condicionan la elección de los
niños. Algunos expertos sugieren que hay que tener en cuenta los gustos y su
asociación con el sexo; así menos niñas parecen tener un interés temprano por
la tecnología mientras que este interés es relativamente frecuente entre los
niños. Es decir, que la baja presencia de mujeres en ramas que requieren altos
contenidos en matemáticas es una elección y no una falta de capacidad.
La
cantidad de análisis, documentos y estudios respecto a este fenómeno no hace
más fácil su interpretación, muchos de estos estudios analizan la problemática
desde un prisma sesgado por cuestiones sociales y/o políticas y otros buscan
una simplificación excesiva de un problema que tiene unas causas complejas. Lo
que si es cierto es que una búsqueda en google acerca de mujeres con talento en
matemáticas en la historia devuelve una lista corta y entradas en las que se
repiten los mismos nombres. Esto se traduce en que independientemente de las
razones de fondo hay una ausencia generalizada de modelos femeninos en estas
áreas, que impide que las niñas se puedan identificar con estas profesiones. Por
ejemplo, en ninguna de estas listas aparece Maryam Mirzakhani, primera mujer
ganadora de la medalla Fields, el máximo reconocimiento en el campo de las
matemáticas que se concede cada cuatro años. Mi próxima entrada estará dedicada
a esta sobresaliente investigadora, profesora de matemáticas en Stanford. Si
tenéis hijas os invito a que les habléis de ella. Quién sabe, igual descubren
una vocación.
Desgraciadamente, todavía hay muchos hombres en nuestro avanzado mundo occidental a los que no les gusta que sus mujeres, hijas, madres y hermanas no se dediquen en cuerpo y alma a los roles a los que la sociedad tradicionalmente las ha confinado, para desarrollar toda la potencialidad de sus talentos particulares.Ha sido una sorpresa muy grata descubrir tu blog. Lola.
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