lunes, 10 de agosto de 2015

La sorprendente verdad de los números

Tras descubrir las sorpresas enterradas en las estadísticas al inicio de este proyecto me he sumergido de nuevo en los números para descubrir otros fenómenos que se me hubieran pasado por alto en las primeras observaciones. Si recordáis no hace mucho hablaba de las palabras de Lawrence Summers sobre la inferior capacidad matemática de las mujeres. Las matemáticas avanzadas son un elemento fundamental en la mayoría de las ramas científicas y se consideran esenciales en las ramas denominadas en conjunto STEM (science, technology, engineering, mathematics). La presencia de mujeres en estos sectores es ciertamente inferior a la de los hombres, y aunque las estadísticas a este respecto han mejorado significativamente en los últimos años siguen existiendo ciertas diferencias. De mis tiempos de estudiante no recuerdo un solo teorema, ni una sola teoría relacionada con las matemáticas que fuera formulada por una mujer, y esto no quiere decir que no recuerde ninguno, sino que todos los que recuerdo fueron formulados por hombres. Si pienso en mis compañeros de clase y me planteo cuántos de ellos destacaban en matemáticas, recuerdo a un par de ellos brillantes, chicos los dos. Sin embargo, si pienso en la comprensión abstracta necesaria para entender conceptos matemáticos vienen a mi mente dos chicas, las dos comprendían estos conceptos mucho antes que los demás. Por supuesto que de estos números no se puede sacar absolutamente ninguna conclusión; el acceso de la mujer a la educación superior es relativamente reciente por lo tanto no es de extrañar que la mayoría de los teoremas matemáticos hayan sido formulados por hombres. Por otro lado, mis observaciones a lo largo de mis propios estudios son subjetivas, no controladas y por supuesto carecen de un muestreo suficiente como para establecer un análisis estadístico robusto. Pero mis observaciones sí son suficientes para que me haga preguntas, y cualquiera que me conozca sabe que las preguntas son para mí como el queso para un ratón (o la mantequilla de cacahuete, que por cierto es infinitamente más atractiva para los murinos que el queso). Y la primera es, ¿qué razones de fondo explican el sesgo por sexo en ramas como la ingeniería o las matemáticas? ¿Por qué esto no se da en otras ramas científicas como la medicina o la biología? Hay obviamente factores sociales y psicológicos que influyen en este sesgo, ¿pero hay también factores biológicos? Y para contestar a esta pregunta he recurrido la abundantísima bibliografía existente sobre el tema en cuestión, por la que por cierto, es endemoniadamente complicado navegar. 

Sin ser mi intención hacer un análisis pormenorizado de la temática, sí me gustaría compartir con vosotros algunas reflexiones, así como alguno de los datos que más me han sorprendido. Entre estos datos destaca el análisis realizado por “The European Mathematical Society Commitee Women and Mathematics” en el que se compara el porcentaje de mujeres que se dedicaban a la investigación en la rama de las matemáticas respecto al total de los investigadores de esa área en el año 1993 con las cifras obtenidas en el  2005. Si bien es cierto que en la mayoría de los países europeos este porcentaje ha incrementado con el tiempo, los números en los dos periodos analizados dan una clara ventaja a los países del sur de Europa, dónde las diferencias entre sexos son mucho más pequeñas que en otras áreas geográficas. Estas cifras son aún más sorprendentes si tenemos en cuenta que países altamente industrializados como los escandinavos, o naciones consideradas tradicionalmente grandes potencias científicas tenían porcentajes de mujeres dedicadas a las matemáticas inferiores al 10% en el año 1993 y que no superaban el 15% en año 2005. Análisis similares en otras regiones del mundo apuntan en la misma dirección, la participación de la mujer en este sector aumenta pero la gran mayoría de los profesionales de este área pertenece al sexo masculino. No se me escapa la reflexión facilona que seguro ha saltado a la mente de algunas personas: ¿no será precisamente que estas naciones destacan científicamente porque tienen menos mujeres que se dedican a las matemáticas? Ya os adelanto que no parece ser así.  

Si pasamos a analizar los resultados en el desempeño de las matemáticas, la mayoría de los expertos coincide en que no hay diferencias entre sexos hasta la edad de 12 años; a partir de esa edad los resultados de los estudios son contradictorios. Los estudios más antiguos dan una ligera ventaja a los varones en el desempeño matemático, mientras que estudios más recientes apuntan a que si bien hay más varones que mujeres que puntúan en los percentiles más altos de desempeño matemático, esta diferencia es pequeña y tiende a disminuir con el tiempo. Otra de las observaciones hechas por los estudios recientes es que hay más dispersión en el rendimiento de los chicos que en el de las chicas. Las razones que dan estos estudios para la disminución de la diferencia entre sexos al o largo del tiempo son tanto sociales como psicológicas. Uno de los factores fundamentales parece ser un cambio de tendencia en la incorporación de niñas a itinerarios con un mayor contenido en matemáticas a una temprana edad. Por lo tanto, los datos sobre desempeño son contradictorios, hecho que tiene sentido si se tiene en cuenta que la mayoría de las pruebas objetivas para evaluar a los alumnos son complejas y no evalúan un solo factor. Sin embargo, las pequeñas diferencias encontradas por algunos investigadores en el desempeño de las matemáticas no justifican en ningún caso el sesgo existente en el campo. Entre todos los estudios que he leído en estos días he encontrado razones variopintas para justificar esta diferencia. Por ejemplo, un estudio afirma que es mucho más frecuente que las mujeres que sobresalen en matemáticas sobresalgan también en otras áreas, en particular en el área del lenguaje. Sin embargo, la mayoría de los hombres que tienen aptitudes considerables para las matemáticas no suelen destacar en otras áreas, por lo que su perfil les permite acceder a un abanico más restringido de opciones académicas. Otros estudios afirman que hay factores sociales tempranos como la interacción con padres y profesores que condicionan la elección de los niños. Algunos expertos sugieren que hay que tener en cuenta los gustos y su asociación con el sexo; así menos niñas parecen tener un interés temprano por la tecnología mientras que este interés es relativamente frecuente entre los niños. Es decir, que la baja presencia de mujeres en ramas que requieren altos contenidos en matemáticas es una elección y no una falta de capacidad. 

La cantidad de análisis, documentos y estudios respecto a este fenómeno no hace más fácil su interpretación, muchos de estos estudios analizan la problemática desde un prisma sesgado por cuestiones sociales y/o políticas y otros buscan una simplificación excesiva de un problema que tiene unas causas complejas. Lo que si es cierto es que una búsqueda en google acerca de mujeres con talento en matemáticas en la historia devuelve una lista corta y entradas en las que se repiten los mismos nombres. Esto se traduce en que independientemente de las razones de fondo hay una ausencia generalizada de modelos femeninos en estas áreas, que impide que las niñas se puedan identificar con estas profesiones. Por ejemplo, en ninguna de estas listas aparece Maryam Mirzakhani, primera mujer ganadora de la medalla Fields, el máximo reconocimiento en el campo de las matemáticas que se concede cada cuatro años. Mi próxima entrada estará dedicada a esta sobresaliente investigadora, profesora de matemáticas en Stanford. Si tenéis hijas os invito a que les habléis de ella. Quién sabe, igual descubren una vocación.


1 comentario:

  1. Desgraciadamente, todavía hay muchos hombres en nuestro avanzado mundo occidental a los que no les gusta que sus mujeres, hijas, madres y hermanas no se dediquen en cuerpo y alma a los roles a los que la sociedad tradicionalmente las ha confinado, para desarrollar toda la potencialidad de sus talentos particulares.Ha sido una sorpresa muy grata descubrir tu blog. Lola.

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