jueves, 23 de febrero de 2017

Such stuff as dreams are made on

“Somewhere, something incredible is waiting to be known.”
-Carl Sagan


Hoy vuelvo, después de casi un año de silencio, para hablar de talento. Y en esta vuelta quiero empezar rompiendo dos de las tradiciones de este blog. La primera es que no voy a hablar solo de mujeres, y la segunda, es que por primera vez el texto va acompañado de una imagen. Cuando inicié este blog prescindí de manera intencionada de cualquier imagen o adorno que pudiera distraer del foco de cada una de las entradas: la persona y su talento, entes separados del aspecto exterior. En esta ocasión no puedo prescindir de la imagen, porque representa la idea central mejor que las palabras:  hay otros planetas parecidos al nuestro.

Si no habéis tenido la oportunidad de escuchar la rueda de prensa emitida ayer por la NASA, perded un rato disfrutando de lo bueno que hay en el ser humano. La emoción transmitida por los científicos que presentaron ayer su hallazgo es un regalo que sustituye por optimismo el ya habitual cinismo de nuestra sociedad y la falta de fe en la raza humana que nos inunda cada vez que abrimos un periódico.  Además, este trabajo surge del esfuerzo, el trabajo y el talento de muchas personas que hoy ven en él el fruto de su constancia; fruto que como todo hallazgo importante, traspasa los límites de su propio campo y hace volar la imaginación de los que no llegamos a comprender exactamente cuánto se tarda en llegar a TRAPPIST-1.

Hay otros mundos parecidos al nuestro. La afirmación parece trivial, e incluso puede no sorprendernos en un mundo en el que pocas cosas nos parecen nuevas. Pero parémonos unos segundos a pensar. Y no solo en los problemas prácticos, como la posibilidad de encontrar fuentes nuevas de agua, o soluciones para la superpoblación. Dejemos volar nuestra imaginación y pensemos en viajes de 40 millones de años, en organismos extraordinarios, en aventuras interestelares y velocidades que no somos capaces de comprender. Imaginémonos la vida en un planeta en el que no hay intervalos noche-día, o en el que podemos observar los planetas vecinos como desde La Tierra miramos hacia la luna. Y tras dejar volar muestra imaginación notaremos dentro de nosotros la semillita curiosa que todos llevamos dentro y que nos invita a reformular todas aquellas preguntas que desde el inicio de los tiempos llevan en el interior de la humanidad: ¿quiénes somos?, ¿qué sentido tiene la vida?, ¿estamos solos en el universo?, ¿qué significa la infinitud del universo?, ¿quién dirige el espectáculo de la vida? y entonces comprenderemos la grandeza de estos diminutos puntos  fuera de nuestra galaxia, así como la grandeza de las mentes que los han iluminado para que nosotros, seres diminutos en la inmensidad del universo, podamos soñar. Hoy más que nunca parecen relevantes las palabras de Próspero "we are such stuff as dreams are made on". Nuestro mundo es una ilusión, y nuestra existencia solo una pequeña parte de un espectáculo del que no somos los protagonistas.

Los treinta hombres y mujeres firmantes del artículo que ayer se publicó en Nature  han contestado con su talento a muchas preguntas científicas y existenciales, pero sobretodo han abierto las puertas a millares de cuestiones más que quedan abiertas para que nosotros y las siguientes generaciones investiguemos, escribamos, soñemos y miremos al cielo cada día y seamos conscientes al mismo tiempo de la grandeza y la nimiedad del ser humano.

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